Movimiento Nacional Cimarrón | Derechos de la Población Afro

Por los Derechos Humanos de la Población Afrocolombiana

Renombrar para reparar: los archivos, el lenguaje y la dignidad histórica

Últimas publicaciones Renombrar para reparar: los archivos, el lenguaje y la dignidad histórica 8 julio, 2025 ¡Tu Voz, Tu Curul! El Llamado a la Juventud Étnica para Conquistar los Consejos de Juventud 8 julio, 2025 La Reforma Agraria del “Gobierno del Cambio”: Un Salto Histórico en la Titulación de Tierras Étnicas y sus Contrastes con Administraciones Anteriores 1 julio, 2025 Decreto 4635: La Deuda Histórica con la Reparación de las Comunidades Afrocolombianas 11 junio, 2025 Comunicado a la Opinión Pública 9 junio, 2025 El Grito Definitivo de Libertad: 21 de mayo de 1851 y la abolición de la esclavitud en Colombia, una decisión pragmática con deudas pendientes 21 mayo, 2025 La Marcha de la Afrocolombianidad: un grito colectivo por justicia y dignidad 10 mayo, 2025 Mayo de Herencia Afrocolombiana: La Fuerza Viva de la Afrocolombianidad 10 mayo, 2025 El Fin de la Juntanza Étnica: Impacto y Legado del Cierre de un Programa Clave para Comunidades Étnicas en Colombia 25 abril, 2025 Erasing History: Trump, the Museums, and the Crusade Against African American Memory 25 abril, 2025 Erasing History: Trump, the Museums, and the Crusade Against African American Memory Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template Por: Ernesto Medrano En el corazón del Archivo General de la Nación (AGN), duermen documentos que dan cuenta de una de las historias más dolorosas y estructurales de nuestra nación: la colonización, la esclavización y el despojo sistemático de pueblos y culturas enteras. Estos documentos han sido clasificados durante décadas bajo nombres como “Negros y esclavos” o “Caciques e indios”, categorías heredadas del poder colonial y normalizadas en las prácticas archivísticas de nuestro país. Hoy, por primera vez, Colombia se detiene a mirar esos nombres con ojos críticos. Y lo hace no como un capricho académico, sino como un gesto de justicia histórica y una acción simbólica de reparación. 25 abril, 2025 Edit Template Renombrar estos fondos no es un acto trivial ni un simple cambio de etiquetas: es una intervención profunda sobre el lenguaje que organiza la memoria. Es una apuesta por dignificar las historias que han sido contadas desde la mirada del opresor, y por reconocer que las palabras, lejos de ser neutras, han sido históricamente utilizadas para clasificar, reducir y deshumanizar. Los términos “negros y esclavos” o “caciques e indios” no describen hechos de manera objetiva. Son el resultado de un proceso ideológico de cosificación y subordinación, una expresión de la lógica colonial que definía a las personas por su utilidad económica, su “raza” impuesta, o su lugar en un orden social jerarquizado. Mantener estas denominaciones como categorías oficiales implica perpetuar una mirada que niega la humanidad y la agencia de quienes fueron víctimas de estos sistemas de dominación. Frente a esta realidad, el proceso abierto por el AGN —en articulación con la Vicepresidencia de la República, el Ministerio de Cultura, el Museo Nacional y organizaciones sociales— es una oportunidad para repensar nuestras instituciones de la memoria. Es un hito en la lucha por desmontar las narrativas eurocéntricas y racistas que aún estructuran muchos de nuestros repositorios documentales, nuestras prácticas pedagógicas e incluso nuestras políticas de Estado. Como bien ha señalado la Coordinadora de Justicia Étnico Racial de la Vicepresidencia, este proceso no solo apunta a una transformación simbólica. También plantea una reflexión de fondo sobre cómo hemos contado nuestra historia y sobre la urgencia de abrir espacio a nuevas voces, otras sensibilidades y relatos más justos. La reapertura de la exposición “Quitarse la venda de los ojos” en el mismo AGN, con obras de artistas afrocolombianos que abordan el racismo estructural y la memoria de la esclavización, es una expresión contundente de ese esfuerzo por interpelar el pasado desde el arte, la sensibilidad y la resistencia. Algunos han argumentado que cambiar los nombres de los fondos es una forma de “borrar la historia”. Pero esta crítica confunde la fuente con su clasificación. Los documentos originales no se alteran. Lo que se pone en discusión es la manera en que son presentados, organizados y ofrecidos al público. La memoria no se borra: se resignifica. Y eso es parte esencial de una práctica archivística crítica, consciente de que el acceso al pasado no puede hacerse desde la normalización de las violencias simbólicas que estructuraron su producción. Otros objetan que este cambio es una expresión de “presentismo”, una forma de imponer valores actuales sobre contextos del pasado. Pero esta crítica también falla en su base: las categorías archivísticas actuales no son “del pasado”, sino de los archivistas, historiadores e instituciones que las definieron en el siglo XX. No se trata de juzgar con anacronismos, sino de evitar que los criterios de clasificación del presente sigan repitiendo los códigos del sistema esclavista y colonial. Es un llamado a dejar de narrar la historia desde la voz del verdugo. Como lo sostiene Bastien Bosa, “el lenguaje importa”. Y mucho. Nombrar ha sido siempre un ejercicio de poder. En la colonia, renombrar montañas, pueblos, cuerpos y comunidades fue parte del despojo. Hoy, renombrar puede ser un acto de restitución simbólica. Una forma de reconocer que la esclavización fue un crimen contra la humanidad, que sus huellas persisten en nuestra vida social y que las víctimas y sus descendientes tienen derecho a una memoria que no refuerce su cosificación. Este proceso, además, se inscribe en un contexto más amplio de debates sobre el lugar de la memoria en el espacio público: desde los monumentos que celebran figuras racistas, hasta los textos escolares que omiten las resistencias afro e indígenas. En todos estos escenarios, lo que está en juego no es solo el pasado, sino el tipo de sociedad que queremos construir. ¿Una sociedad que preserva jerarquías coloniales en sus símbolos, o una que se atreve a mirarse críticamente y a construir memoria desde la dignidad? Renombrar, entonces, no es solo un gesto político. Es también una herramienta pedagógica, una forma de invitar a las nuevas generaciones a pensar la historia desde otros lugares. A preguntarse no solo qué pasó, sino quién lo contó, con qué palabras, desde qué intereses.

¡Tu Voz, Tu Curul! El Llamado a la Juventud Étnica para Conquistar los Consejos de Juventud

Últimas publicaciones ¡Tu Voz, Tu Curul! El Llamado a la Juventud Étnica para Conquistar los Consejos de Juventud 8 julio, 2025 La Reforma Agraria del “Gobierno del Cambio”: Un Salto Histórico en la Titulación de Tierras Étnicas y sus Contrastes con Administraciones Anteriores 1 julio, 2025 Decreto 4635: La Deuda Histórica con la Reparación de las Comunidades Afrocolombianas 11 junio, 2025 Comunicado a la Opinión Pública 9 junio, 2025 El Grito Definitivo de Libertad: 21 de mayo de 1851 y la abolición de la esclavitud en Colombia, una decisión pragmática con deudas pendientes 21 mayo, 2025 La Marcha de la Afrocolombianidad: un grito colectivo por justicia y dignidad 10 mayo, 2025 Mayo de Herencia Afrocolombiana: La Fuerza Viva de la Afrocolombianidad 10 mayo, 2025 El Fin de la Juntanza Étnica: Impacto y Legado del Cierre de un Programa Clave para Comunidades Étnicas en Colombia 25 abril, 2025 Erasing History: Trump, the Museums, and the Crusade Against African American Memory 25 abril, 2025 Borrar la historia: Trump, los museos y la cruzada contra la memoria afroamericana 15 abril, 2025 Borrar la historia: Trump, los museos y la cruzada contra la memoria afroamericana Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template Por: Prudencio Palacios El Movimiento Nacional Cimarrón exhorta a todas las organizaciones de comunidades negras, afrocolombianas, raizales, palenqueras, indígenas, rom, así como a las organizaciones campesinas y de jóvenes víctimas, a tomar un rol protagónico en el proceso de concertación y elección de sus representantes a los  Consejos Municipales y Locales de Juventud. Este es un llamado a la acción para que la voz de nuestros pueblos resuene en los espacios donde se decide el futuro de nuestros territorios. 15 abril, 2025 Edit Template Nos encontramos en un momento crucial para la participación democrática de nuestra juventud. La Circular Externa emitida por el Ministerio del Interior el 1 de abril de 2025 ha actualizado y socializado la guía definitiva para la elección de las curules especiales étnicas, un proceso que debe culminar antes del 19 de septiembre de 2025. No es solo un derecho, es una conquista social amparada en la Ley 1885 de 2018, que modificó el Estatuto de Ciudadanía Juvenil para asegurar que ningún joven sea dejado atrás. Los Consejos de Juventud son definidos como mecanismos autónomos de participación, concertación y control de la gestión pública. Para nuestras comunidades, esto se traduce en una oportunidad sin precedentes: la posibilidad de llevar nuestras agendas, cosmovisiones, problemáticas y, sobre todo, nuestras soluciones, directamente a la mesa de diálogo con las instituciones locales. La ley es clara: en los municipios y localidades donde existan comunidades étnicas, campesinas o población joven víctima, se deberá elegir un representante por cada una de ellas, añadiendo un miembro más al Consejo por cada comunidad. Esta no es una concesión, sino el reconocimiento de la diversidad que es la mayor riqueza de Colombia. La propia Corte Constitucional, en la Sentencia C-862 de 2012 ,subrayó que la elección de estos representantes debe ser el resultado de un proceso consultado y concertado con las propias comunidades, respetando nuestros principios de autonomía y buen gobierno. Participar significa tener la potestad de influir en las políticas públicas, de vigilar la inversión social y de asegurar que los planes de desarrollo locales se conecten con la agenda nacional de juventudes, garantizando que respondan a las necesidades reales de los jóvenes indígenas, afrodescendientes, rom y campesinos de todo el país El Ministerio del Interior ha trazado una ruta clara que las alcaldías deben seguir en diálogo con nuestras comunidades. Es fundamental que todos los jóvenes y líderes conozcan este procedimiento para exigirlo y hacerlo realidad. El proceso se divide en dos grandes momentos: la concertación de las reglas y la elección del representante. Fase 1: La Concertación (Acordar las Reglas del Juego) Antes de elegir a una persona, la comunidad debe elegir cómo la va a elegir. La Convocatoria es Deber de la Alcaldía: La alcaldía de cada municipio o localidad es la responsable de convocar a espacios de concertación independientes para cada grupo étnico presente en su territorio. ¡No es un favor, es su obligación! ¿Quiénes Participan?: A esta reunión deben asistir las autoridades de cada comunidad. Por ejemplo, las autoridades tradicionales indígenas, los delegados de las Asambleas Generales de los Consejos Comunitarios afrocolombianos, o los representantes legales del pueblo Rom. ¿Qué se Acuerda?: El objetivo es definir el mecanismo para la elección del joven representante. Se debe decidir cómo será la inscripción de candidatos, la verificación de requisitos y, más importante, si la elección se hará por voto, por consenso o por otro método que la comunidad considere propio. Todo esto debe quedar registrado en un acta formal. Fase 2: La Elección (Elegir a Nuestro Representante) Una vez acordadas las reglas, se abre el proceso para postular y elegir. Requisitos para ser Candidato/a: Edad: Tener entre 14 y 28 años, acreditado con un documento de identidad válido. Pertenencia Étnica: Acreditar que se pertenece a la comunidad que se aspira a representar. Esto es fundamental para garantizar la legitimidad. La acreditación varía: Comunidades Negras, Afrocolombianas, Raizales y Palenqueras: Se requiere una certificación expedida por un Consejo Comunitario o una forma organizativa debidamente registrada ante el Ministerio del Interior. Comunidades Indígenas: Se debe presentar el certificado de pertenencia étnica que se puede consultar en el censo indígena del Ministerio del Interior o el que expide la autoridad tradicional competente. Pueblo Gitano (ROM): Deben solicitar la certificación a la Dirección de Asuntos Indígenas, ROM y Minorías del Ministerio del Interior. Cronograma Sugerido: La Alcaldía, que lidera el proceso, debe garantizar tiempos razonables. La guía sugiere al menos 10 días hábiles para la inscripción, seguidos por periodos para la publicación de resultados, reclamaciones y su respectiva respuesta, antes de convocar a la elección final. El Acta de Elección: El proceso culmina con un acta que formaliza al joven elegido. Este documento es crucial y debe ser firmado por el alcalde y el personero municipal como garantes. Finalmente, la alcaldía notifica el resultado y remite copia a la Registraduría

La Reforma Agraria del “Gobierno del Cambio”: Un Salto Histórico en la Titulación de Tierras Étnicas y sus Contrastes con Administraciones Anteriores

Últimas publicaciones La Reforma Agraria del “Gobierno del Cambio”: Un Salto Histórico en la Titulación de Tierras Étnicas y sus Contrastes con Administraciones Anteriores 1 julio, 2025 Decreto 4635: La Deuda Histórica con la Reparación de las Comunidades Afrocolombianas 11 junio, 2025 Comunicado a la Opinión Pública 9 junio, 2025 El Grito Definitivo de Libertad: 21 de mayo de 1851 y la abolición de la esclavitud en Colombia, una decisión pragmática con deudas pendientes 21 mayo, 2025 La Marcha de la Afrocolombianidad: un grito colectivo por justicia y dignidad 10 mayo, 2025 Mayo de Herencia Afrocolombiana: La Fuerza Viva de la Afrocolombianidad 10 mayo, 2025 El Fin de la Juntanza Étnica: Impacto y Legado del Cierre de un Programa Clave para Comunidades Étnicas en Colombia 25 abril, 2025 Erasing History: Trump, the Museums, and the Crusade Against African American Memory 25 abril, 2025 Borrar la historia: Trump, los museos y la cruzada contra la memoria afroamericana 15 abril, 2025 La crisis de la Dirección de Comunidades Negras del Ministerio del Interior: Un Llamado a la Acción Urgente 6 abril, 2025 La crisis de la Dirección de Comunidades Negras del Ministerio del Interior: Un Llamado a la Acción Urgente Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template Por: Prudencio Palacios El Movimiento Nacional Cimarrón, voz incansable de las comunidades afrocolombianas, ha puesto bajo la lupa la implementación de la  Reforma Agraria del “Gobierno del Cambio”, liderada por el presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez. Su análisis revela no solo un compromiso renovado con los derechos territoriales de los grupos étnicos, sino también un contraste notable con las administraciones pasadas, marcando un hito en la política de tierras del país. 6 abril, 2025 Edit Template El pasado martes 27 de mayo de 2025, el Consejo de ministros., encabezado por el presidente Petro, dedicó su sesión principal a la reforma agraria. En este importante encuentro, la ministra de Agricultura, Martha Carvajalino, expuso los avances cruciales de la política, confirmando la dirección que el gobierno está tomando para saldar la deuda histórica con el campo colombiano, especialmente con sus comunidades más vulnerables. El pilar de esta política se cimienta en el Capítulo Étnico del Acuerdo de Paz de 2016. Este componente trascendental no solo reconoce la estrecha relación entre las comunidades y su territorio, sino que también subraya la función social y ambiental de las tierras colectivas. En un planeta azotado por la crisis climática, la gobernanza territorial de los pueblos étnicos emerge como un modelo de sostenibilidad y resiliencia, una visión que el gobierno actual parece haber abrazado con firmeza. A pesar de los avances, persisten desafíos estructurales. Las tierras de propiedad colectiva, pilares de la identidad y subsistencia de las comunidades, poseen un estatus jurídico especial: son inalienables, imprescriptibles e inembargables. Si bien esta protección es vital para evitar el despojo, paradójicamente, las limitaciones como garantías para la obtención de créditos. Esta realidad obliga a repensar mecanismos de financiación que no comprometan la esencia jurídica de estos territorios. Alarmantemente, el Movimiento Cimarrón ha denunciado una “nueva forma de despojo” que amenaza la seguridad territorial. La aparición de compañías con títulos superpuestos a los títulos colectivos, bajo el pretexto de vender “servicios ambientales”, representa una grave amenaza. Casos emblemáticos en Buenaventura y Istmina, Chocó, ilustran cómo la especulación ambiental puede convertirse en un vehículo para la usurpación de tierras ancestrales, un fenómeno que requiere la atención urgente del Estado. Es en la comparación de cifras donde el ” Gobierno del Cambio ” muestra una diferencia significativa. Los datos revelados demuestran un compromiso sin precedentes en la adquisición y reconocimiento de tierras para las comunidades étnicas, marcando una brecha sustancial con las administraciones anteriores: Para Comunidades Étnicas (Negras, Afrocolombianas, Raizales y Palenqueras): Gobierno Petro y Francia Márquez: Ha logrado la adquisición de 98.395 hectáreas. Esta cifra empequeñece distribuidas las 14.455 hectáreas gestionadas por el Gobierno Duque y las 9.945 hectáreas del Gobierno Santos para estas mismas comunidades. Este salto cuantitativo no solo refleja una mayor voluntad política, sino también una ejecución más efectiva. Reconocimiento de Derechos Territoriales: Se han reconocido formalmente 50.510 hectáreas a comunidades negras, beneficiando a 67 Consejos Comunitarios. Para las comunidades indígenas: Gobierno Petro y Francia Márquez: Se han adquirido 278.855 hectáreas. Reconocimiento de Derechos Territoriales: El avance es monumental, con 937.570 hectáreas reconocidas, que incluyen la constitución de 101 nuevos resguardos indígenas y la ampliación de 71 ya existentes. El total general de hectáreas reconocidas para ambos grupos étnicos asciende a 988.080 hectáreas. Esta administración ha puesto un énfasis particular en el reconocimiento de títulos coloniales y republicanos, un acto de justicia largamente esperado. Además, ha impulsado la normatividad, la ampliación y el saneamiento de los títulos colectivos, buscando consolidar la seguridad jurídica de estos territorios. La política de reforma agraria del presidente Petro y la vicepresidenta Márquez representan un giro ambicioso hacia la justicia territorial. Para el Movimiento Nacional Cimarrón, estos avances son un paso significativo hacia el cierre de brechas históricas y la construcción de una paz verdadera y duradera, cimentada en la dignidad y el reconocimiento de los derechos ancestrales de las comunidades étnicas de Colombia. Sin embargo, el desafío de erradicar las nuevas formas de despojo y adaptar los sistemas financieros a la realidad de la propiedad colectiva sigue siendo una tarea pendiente para consolidar este legado.

Decreto 4635: La Deuda Histórica con la Reparación de las Comunidades Afrocolombianas

Últimas publicaciones Decreto 4635: La Deuda Histórica con la Reparación de las Comunidades Afrocolombianas 11 junio, 2025 Comunicado a la Opinión Pública 9 junio, 2025 El Grito Definitivo de Libertad: 21 de mayo de 1851 y la abolición de la esclavitud en Colombia, una decisión pragmática con deudas pendientes 21 mayo, 2025 La Marcha de la Afrocolombianidad: un grito colectivo por justicia y dignidad 10 mayo, 2025 Mayo de Herencia Afrocolombiana: La Fuerza Viva de la Afrocolombianidad 10 mayo, 2025 El Fin de la Juntanza Étnica: Impacto y Legado del Cierre de un Programa Clave para Comunidades Étnicas en Colombia 25 abril, 2025 Erasing History: Trump, the Museums, and the Crusade Against African American Memory 25 abril, 2025 Borrar la historia: Trump, los museos y la cruzada contra la memoria afroamericana 15 abril, 2025 La crisis de la Dirección de Comunidades Negras del Ministerio del Interior: Un Llamado a la Acción Urgente 6 abril, 2025 Buenaventura: Un Ciclo de Violencia con Raíces Históricas Profundas 2 abril, 2025 Buenaventura: Un Ciclo de Violencia con Raíces Históricas Profundas Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template Por: Prudencio Palacios Desde el Movimiento Nacional Cimarrón, alzamos nuestra voz para exigir un cumplimiento urgente y efectivo del Decreto Ley 4635 de 2011. Este decreto, expedido hace ya más de 13 años (desde el 9 de diciembre de 2011), fue una pieza fundamental para reconocer y reparar los daños sufridos por las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras en el marco del conflicto armado. No es una ley más; es una herramienta jurídica con enfoque diferencial étnico, diseñada para atender las particularidades del impacto de la guerra en nuestros territorios, culturas y modos de vida. Se complementa con la Ley 1448 de 2011 (Ley de Víctimas), pero el 4635 es crucial porque entiende que la reparación para nosotros debe ir más allá de lo individual, reconociendo la afectación colectiva y estructural. 2 abril, 2025 Edit Template Sin embargo, a pesar de su relevancia, la implementación de este Decreto Ley ha avanzado a paso de tortuga, acumulando una deuda histórica con nuestras comunidades. El 12° Informe de Seguimiento al cumplimiento Decreto Ley 4635 de 2011,emitido por la Procuraduría General de la Nación, la Contraloría General de la República y la Defensoría del Pueblo en agosto de 2024, refleja una realidad preocupante sobre la gestión de la reparación integral. El informe es contundente al señalar el lento avance y los desafíos significativos en la reparación colectiva. A pesar de los esfuerzos de formulación, la implementación de los Planes Integrales de Reparación Colectiva (PIRC) avanza con lentitud, lo que impide la materialización de un derecho fundamental para nuestras comunidades. La reparación colectiva para las comunidades afrodescendientes no es un anexo; es el corazón de la política de reparación étnica. Busca restaurar los lazos comunitarios, las tradiciones ancestrales, la autonomía territorial y las formas de vida que el conflicto desestructuró. La lentitud en la implementación de los PIRC significa que miles de proyectos de vida comunitarios están estancados, perpetuando la afectación y la vulnerabilidad. La afectación de derechos colectivos como el territorio, la autonomía y la identidad cultural ha sido profunda, y la reparación colectiva es la medida idónea para abordarla. El informe de la Procuraduría no solo documenta el retraso, sino que también identifica claramente las barreras estructurales que impiden el avance de la reparación integral: Burocracia y gestión ineficiente: Existen “deficiencias en la implementación” y una “falta de capacidad técnica y operativa” que ralentizan de manera inaceptable los procesos. Falta de coordinación interinstitucional: La “falta de articulación entre las entidades” es una constante que impide una respuesta integral y eficiente a las comunidades. Insuficiencia de recursos: Se señala una “insuficiencia de recursos” humanos y técnicos adecuados para la magnitud de la tarea. Ausencia de un enfoque diferencial real: Persisten dificultades en la “implementación del enfoque diferencial”, lo que limita la aplicación de medidas culturalmente pertinentes y acordes a las realidades territoriales. El proceso de restitución de tierras, vital para la reparación integral, también presenta “dificultades y complejidades”. Estos obstáculos no son meras dificultades técnicas; son el reflejo de un desinterés que profundiza la frustración y la desconfianza de las comunidades, que ven cómo la ley que debería protegerlos se convierte en una promesa vacía. Desde el Movimiento Nacional Cimarrón, hacemos un llamado enérgico y categórico a la Unidad para las Víctimas y a todas las entidades involucradas: ¡es hora de acelerar el cumplimiento de la reparación integral! Exigimos acciones concretas: Establecer metas claras y plazos perentorios para la implementación efectiva de los PIRC y el avance en las indemnizaciones. Fortalecer los equipos con enfoque étnico al interior de la Unidad para las Víctimas, garantizando personal idóneo y suficiente. Simplificar los trámites burocráticos que entorpecen el acceso a la reparación. Priorizar y desempantanar los sujetos de reparación colectiva, que son la columna vertebral de la reconstrucción comunitaria. Garantizar la participación efectiva de las comunidades en todo el proceso de reparación, a través de mesas de seguimiento y diálogo directo. La reparación no es un favor; es un derecho fundamental y una condición indispensable para la construcción de una paz estable y duradera en Colombia. El Estado colombiano tiene la obligación moral y legal de saldar esta deuda histórica con las comunidades afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras. El Decreto Ley 4635 de 2011 es la hoja de ruta, y el clamor de nuestras comunidades es claro: ¡Reparación Ya! No más dilaciones. El Movimiento Nacional Cimarrón seguirá vigilante y exigiendo hasta que la justicia y la reparación sean una realidad para cada víctima afrodescendiente.

Comunicado a la Opinión Pública

Últimas publicaciones Comunicado a la Opinión Pública 9 junio, 2025 El Grito Definitivo de Libertad: 21 de mayo de 1851 y la abolición de la esclavitud en Colombia, una decisión pragmática con deudas pendientes 21 mayo, 2025 La Marcha de la Afrocolombianidad: un grito colectivo por justicia y dignidad 10 mayo, 2025 Mayo de Herencia Afrocolombiana: La Fuerza Viva de la Afrocolombianidad 10 mayo, 2025 El Fin de la Juntanza Étnica: Impacto y Legado del Cierre de un Programa Clave para Comunidades Étnicas en Colombia 25 abril, 2025 Erasing History: Trump, the Museums, and the Crusade Against African American Memory 25 abril, 2025 Borrar la historia: Trump, los museos y la cruzada contra la memoria afroamericana 15 abril, 2025 La crisis de la Dirección de Comunidades Negras del Ministerio del Interior: Un Llamado a la Acción Urgente 6 abril, 2025 Buenaventura: Un Ciclo de Violencia con Raíces Históricas Profundas 2 abril, 2025 La deuda histórica: Exigiendo verdad y justicia por el crimen de la esclavitud 25 marzo, 2025 La deuda histórica: Exigiendo verdad y justicia por el crimen de la esclavitud Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template 25 marzo, 2025 Edit Template Desde el Movimiento Nacional CIMARRÓN expresamos nuestro profundo rechazo y condena frente al atentado del que fue víctima el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay.  Este hecho doloroso nos recuerda los capítulos más oscuros de nuestra historia, cuando la diferencia política se respondía con violencia y no con argumentos. Hoy, con preocupación, vemos cómo algunos sectores han aprovechado esta tragedia para hacer cálculos políticos. Como sociedad, no podemos permitirnos repetir los errores del pasado ni normalizar el uso de la violencia como herramienta de disputa. Nuestra voz se une a la de quienes hoy sienten dolor, preocupación y esperanza. Expresamos toda nuestra solidaridad al senador Uribe, a su familia, a sus colegas de trabajo, y a quienes comparten su proyecto político. Deseamos su pronta recuperación y confiamos en que los equipos médicos le brinden el cuidado necesario para restablecer su salud. Hacemos un llamado firme y respetuoso para que, como país, nos comprometamos a superar todas las formas de violencia, especialmente la violencia política, y apostemos por una Colombia donde las ideas puedan expresarse con libertad y sin miedo. Rechazamos la especulación y la manipulación de los hechos. Será la justicia, con el rigor que merece un hecho tan grave, la encargada de esclarecer lo ocurrido y de garantizar que los responsables rindan cuentas. Desde CIMARRÓN reafirmamos nuestro compromiso con la defensa de la vida, la dignidad humana y la democracia. Hoy, más que nunca, debemos recordar que la paz y el respeto por la diferencia son pilares fundamentales para construir un país donde quepamos todas y todos.

El Grito Definitivo de Libertad: 21 de mayo de 1851 y la abolición de la esclavitud en Colombia, una decisión pragmática con deudas pendientes

Últimas publicaciones El Grito Definitivo de Libertad: 21 de mayo de 1851 y la abolición de la esclavitud en Colombia, una decisión pragmática con deudas pendientes 21 mayo, 2025 La Marcha de la Afrocolombianidad: un grito colectivo por justicia y dignidad 10 mayo, 2025 Mayo de Herencia Afrocolombiana: La Fuerza Viva de la Afrocolombianidad 10 mayo, 2025 El Fin de la Juntanza Étnica: Impacto y Legado del Cierre de un Programa Clave para Comunidades Étnicas en Colombia 25 abril, 2025 Erasing History: Trump, the Museums, and the Crusade Against African American Memory 25 abril, 2025 Borrar la historia: Trump, los museos y la cruzada contra la memoria afroamericana 15 abril, 2025 La crisis de la Dirección de Comunidades Negras del Ministerio del Interior: Un Llamado a la Acción Urgente 6 abril, 2025 Buenaventura: Un Ciclo de Violencia con Raíces Históricas Profundas 2 abril, 2025 La deuda histórica: Exigiendo verdad y justicia por el crimen de la esclavitud 25 marzo, 2025 La deuda histórica: Exigiendo verdad y justicia por el crimen de la esclavitud Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template Por Prudencio Palacios Hoy, 21 de mayo de 2025, Colombia conmemora el Dia Nacional de la Afrocolombianidad, recordando un hito trascendental en su historia: la abolición legal de la esclavitud, decretada hace 174 años, el 21 de mayo de 1851, por el entonces presidente José Hilario López. Si bien esta fecha marca el fin oficial de un sistema de opresión inhumano que despojó de su libertad y dignidad a millas de personas africanas y sus descendientes nacidos en suelo colombiano, una mirada profunda revela que esta decisión, aunque celebrada como un triunfo de la libertad, estuvo intrínsecamente ligada a una adaptación pragmática a las transformaciones del modelo económico global, dejando tras sí deudas históricas que aún claman por reparación. 25 marzo, 2025 Edit Template La esclavitud, una práctica ancestral que se remonta a civilizaciones de la antigüedad, encontró en el sistema colonial europeo de América un nuevo y brutal capítulo. En la Nueva Granada, los indígenas fueron los primeros en ser sometidos, pero la disminución de su población condujo a la importación forzada de las personas africanas, quienes durante siglos fueron tratados como mercancía, despojados de su humanidad y obligados a trabajar en las minas y las haciendas, contribuyendo forzosamente a la economía colonial. A pesar del yugo, la resistencia era una constante. Desde las sublevaciones lideradas por figuras como Benkos Biohó en el siglo XVI, hasta la formación de palenques, comunidades cimarronas que desafiaron el orden colonial, los esclavizados nunca renunciaron a su anhelo de libertad. En el siglo XIX, la lucha tomó nuevas formas, con la participación de esclavizados en las guerras de independencia, debilitando las estructuras de sujeción y sembrando las semillas de la abolición. La Ley de Libertad de Vientres de 1821, aunque un paso inicial significativo, demostró ser un camino oscuro y lleno de obstáculos hacia la emancipación real. Si bien declaraba libres a los hijos de las mujeres africanas esclavizadas, su implementación enfrentó la férrea resistencia de los esclavistas, quienes encontraron formas de perpetuar la explotación. Fue en este contexto de luchas persistentes y una creciente presión por adaptarse a un modelo económico mundial que comenzaba a ver la mano de obra esclava como un anacronismo, que emergió la Ley del 21 de mayo de 1851.  El análisis de esta ley revela una lógica económica subyacente. La compensación a los propietarios de personas africanas esclavizadas a través de vales de manumisión, financiada con impuestos específicos, sugiere una estrategia pragmática para evitar un colapso económico para la clase dominante. La ausencia de medidas concretas para la integración social y económica de los libertos refuerza la idea de que la motivación principal fue la adaptación a las nuevas dinámicas del mercado global, más que una genuina preocupación por la justicia social. Como lo expresó José Félix de Restrepo, precursor de la abolición, “es egoísmo criminal pretendiente para nosotros la libertad e independencia de España si no la queremos dar a nuestros esclavos”, una contradicción que finalmente la ley buscó resolver, aunque con evidentes limitaciones.    La abolición legal de 1851, aunque un hito innegable, no significó el fin de la lucha por la verdadera libertad y la igualdad para la población africana. Como señala la investigadora María Camila Díaz, fue más una “estancia jurídica” que una transformación estructural de la desigualdad y el racismo. Mientras los antiguos esclavistas eran compensados, los libertos no recibieron reparación alguna por los siglos de explotación. Hoy, al conmemorar el Día Nacional de la Afrocolombianidad, recordamos que el “grito definitivo de libertad” de 1851 fue solo un paso en un camino que aún requiere ser recorrido. La perspectiva de líderes como Silvia Montoya Duffis, quien resalta la identidad afrodescendiente más allá del término “afrocolombiano”, y la persistente lucha contra la Invisibilización y el racismo estructural, nos recuerdan que las deudas históricas de la esclavitud aún no han sido saldadas. La abolición en Colombia, si bien marcada por un acto legal hace 174 años, debe ser entendida en su contexto complejo, donde las motivaciones económicas se entrelazaron con la lucha por la libertad. La conmemoración del 21 de mayo nos exige no celebrar, si conmemorar el fin de la esclavitud en el papel, sino también renovar nuestro compromiso con la construcción de una sociedad verdaderamente justa, equitativa y reparadora para las comunidades afrocolombianas, cuyo legado y contribuciones siguen siendo fundamentales para la identidad de la nación. La lucha por la plena libertad continúa, buscando derribar las barreras del racismo  y construir un futuro donde la promesa de igualdad sea una realidad para todos los hijos e hijas de esta tierra.

La Marcha de la Afrocolombianidad: un grito colectivo por justicia y dignidad

Últimas publicaciones La Marcha de la Afrocolombianidad: un grito colectivo por justicia y dignidad 10 mayo, 2025 Mayo de Herencia Afrocolombiana: La Fuerza Viva de la Afrocolombianidad 10 mayo, 2025 El Fin de la Juntanza Étnica: Impacto y Legado del Cierre de un Programa Clave para Comunidades Étnicas en Colombia 25 abril, 2025 Erasing History: Trump, the Museums, and the Crusade Against African American Memory 25 abril, 2025 Borrar la historia: Trump, los museos y la cruzada contra la memoria afroamericana 15 abril, 2025 La crisis de la Dirección de Comunidades Negras del Ministerio del Interior: Un Llamado a la Acción Urgente 6 abril, 2025 Buenaventura: Un Ciclo de Violencia con Raíces Históricas Profundas 2 abril, 2025 La deuda histórica: Exigiendo verdad y justicia por el crimen de la esclavitud 25 marzo, 2025 La deuda histórica: Exigiendo verdad y justicia por el crimen de la esclavitud Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template Por Movimiento Nacional Cimarrón Cada año, mayo se convierte en un mes de memoria, resistencia y acción para las comunidades afrocolombianas. Este 25 de mayo, en el marco del Segundo Decenio Internacional de los Afrodescendientes (2025–2035) y del Mes de la Herencia Africana, miles de personas volverán a tomarse las calles de Bogotá para participar en la Gran Marcha de la Afrocolombianidad, convocada por el Movimiento Nacional Cimarrón. 25 marzo, 2025 Edit Template La marcha no es una celebración vacía. Es una expresión política que reúne a quienes no han olvidado que los derechos se conquistan con organización, unidad y lucha constante. Es la respuesta de un pueblo que, pese a siglos de exclusión, no renuncia a su dignidad ni a su derecho a vivir con justicia. Este año, la movilización tiene un objetivo claro: exigir al Gobierno Nacional el cumplimiento de los compromisos establecidos en el Plan Nacional de Desarrollo y la atención inmediata al pliego de peticiones de las comunidades afrocolombianas. La marcha también alza su voz para: Reclamar una política nacional contra el racismo y la discriminación racial. Exigir al Ministerio de Defensa acciones reales contra los grupos armados en los territorios afro. Impulsar la enseñanza obligatoria de Estudios Afrocolombianos en el sistema educativo nacional. Solicitar la implementación del Decenio Internacional de los Afrodescendientes mediante decreto ley. Reclamar la convocatoria del próximo Censo Nacional, que visibilice plenamente a la población afrodescendiente. Pero más allá de las demandas institucionales, la Marcha representa una pedagogía popular en movimiento. Es un acto de educación política y afirmación identitaria que nos recuerda que la movilización colectiva sigue siendo una herramienta poderosa para transformar la realidad. Movilizarnos no es un fin en sí mismo. Es una estrategia de resistencia que interpela al poder, pero también inspira a nuevas generaciones a luchar por un país más justo, antirracista y verdaderamente plural. Este 25 de mayo, desde el Parque Nacional hasta la Plaza de Bolívar, marcharemos bajo una misma consigna:¡No más racismo, no más discriminación racial! Si haces parte de una organización o colectivo afrocolombiano, te invitamos a participar como convocante. Puedes registrarte ingresando al siguiente enlace: https://acortar.link/Ku4z4U Con tu ayuda podremos tener mayor impacto para llevar nuestras justas demandas a las entidades correspondientes. Tu donación es fundamental para lograr mayor alcance ¡Anímate a donar! Enlace aquí: https://acortar.link/au0hW4

Mayo de Herencia Afrocolombiana: La Fuerza Viva de la Afrocolombianidad

Últimas publicaciones Mayo de Herencia Afrocolombiana: La Fuerza Viva de la Afrocolombianidad 10 mayo, 2025 El Fin de la Juntanza Étnica: Impacto y Legado del Cierre de un Programa Clave para Comunidades Étnicas en Colombia. 25 abril, 2025 Erasing History: Trump, the Museums, and the Crusade Against African American Memory 25 abril, 2025 Borrar la historia: Trump, los museos y la cruzada contra la memoria afroamericana 15 abril, 2025 La crisis de la Dirección de Comunidades Negras del Ministerio del Interior: Un Llamado a la Acción Urgente 6 abril, 2025 Buenaventura: Un Ciclo de Violencia con Raíces Históricas Profundas 2 abril, 2025 La deuda histórica: Exigiendo verdad y justicia por el crimen de la esclavitud 25 marzo, 2025 La deuda histórica: Exigiendo verdad y justicia por el crimen de la esclavitud Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template Por Prudencio Palacios Palacios  Mayo fue declarado en Colombia como el Mes de la Herencia Afrocolombiana, una designación establecida mediante la Resolución 0740 de 2011 del Ministerio de Cultura. Este reconocimiento oficial reconoce las invaluables contribuciones de las comunidades negras, afrocolombianas, palenqueras y raizales a la riqueza y diversidad de la nación. La importancia de esta conmemoración se ve reforzada por la reciente proclamación de las Naciones Unidas del Segundo Decenio Internacional para los Afrodescendientes (2025-2034) Este nuevo decenio busca fortalecer a nivel global el reconocimiento, la justicia y el desarrollo de estas comunidades, objetivos que resuenan profundamente con las luchas históricas y las persistentes desigualdades que aún enfrenta la población afrocolombiana, como bien lo ilustra la fuerza viva de su herencia. 25 marzo, 2025 Edit Template La designación de mayo como el Mes de la Herencia Afrocolombiana no es un suceso aislado; es la respuesta a luchas históricas por el reconocimiento y la justicia, un eco constante de las voces que han buscado visibilizar la riqueza de un legado forjado en la diáspora africana y enriquecido en tierras colombianas. Si bien leyes y decretos han institucionalizado este mes como un espacio para la reflexión y la celebración, su significado más profundo reside en la energía palpable de las comunidades que mantienen viva su herencia ancestral. Para comprender la vitalidad de la afrocolombianidad, es fundamental adentrarse en las raíces de su historia. La llegada forzada de millones de africanos a través de la trata transatlántica  marcó un capítulo doloroso pero trascendental en la historia de Colombia. Sin embargo, de la opresión surgió una tenaz resistencia. Los palenques, comunidades cimarronas que desafiaron el sistema esclavista, se erigieron como símbolos de libertad y espacios donde las culturas ancestrales se preservaron y se reinventaron. Figuras emblemáticas como Benkos Biohó , líder del Palenque de San Basilio, personifican esta lucha indomable por la autonomía y la dignidad. El legado de la resistencia trascendió los límites de los palenques, manifestándose en sublevaciones y en la preservación de lenguas y conocimientos ancestrales, elementos cruciales en la construcción de identidades resilientes.La abolición de la esclavitud  fue un hito importante, pero no significó el fin de la lucha por la igualdad. Las comunidades afrocolombianas continúan enfrentando discriminación y marginación, una realidad que se refleja en los altos índices de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). En muchas regiones del país, las comunidades afrocolombianas presentan índices de NBI superiores al promedio nacional. Datos del DANE  revelan que un porcentaje significativo vive en condiciones de pobreza multidimensional, con acceso limitado a educación de calidad (donde la etnoeducación y los estudios afrocolombianos aún no se implementan de manera efectiva, y la educación inicial es débil), salud y servicios básicos. Esta situación evidencia la necesidad de enfoques integrales que no solo celebren la cultura afrocolombiana, sino que también aborden sus precarias condiciones de vida. Estas desigualdades se manifiestan de manera crítica en áreas como: Acceso a Educación: La baja calidad educativa, la falta de implementación de la etnoeducación y los estudios afrocolombianos, sumada a una educación inicial deficiente, contribuyendo a que la tasa de deserción escolar en estas comunidades supere la media nacional, limitando su desarrollo educativo y sus oportunidades laborales. Salud y Servicios Públicos: El acceso a servicios de salud es restringido, y numerosas familias enfrentan dificultades para recibir atención médica oportuna y acceder a servicios básicos esenciales. Vivienda y Saneamiento: La carencia de infraestructura adecuada obliga a muchas familias afrocolombianas a vivir en condiciones de hacinamiento, sin acceso a agua potable ni alcantarillado, lo que agrava los problemas de salud. El conflicto armado en Colombia ha tenido un impacto devastador en las comunidades afrocolombianas, exacerbando su vulnerabilidad. Las víctimas de este conflicto han sufrido desplazamiento forzado, reclutamiento de jóvenes y violencia en sus territorios ancestrales. Desplazamiento Forzado: La violencia y la expansión de proyectos económicos y extractivos han provocado el desplazamiento de numerosas comunidades afrocolombianas de sus tierras. Esta situación no solo compromete su seguridad física, sino que también rompe su conexión ancestral con la tierra, un pilar fundamental de su identidad. Reclutamiento de Jóvenes: La falta de oportunidades y el contexto de violencia han llevado al reclutamiento de jóvenes afrocolombianos por parte de grupos armados. Esto no solo frustra su desarrollo personal, sino que también debilita el tejido social de toda la comunidad. Violencia en Territorios Ancestrales: La presencia de grupos armados en territorios afrocolombianos amenaza la vida e integridad de sus habitantes y pone en riesgo la protección de sus territorios y culturas, obstaculizando el desarrollo de proyectos comunitarios y de autonomía, y perpetuando un ciclo de vulnerabilidad. Capítulo Étnico del Acuerdo de Paz: La baja implementación de los acuerdos contemplados en el capítulo étnico del Acuerdo de Paz representa una deuda pendiente que dificulta la garantía de los derechos de las comunidades afrocolombianas y la reparación integral de las afectaciones sufridas durante el conflicto. La fuerza viva de la afrocolombianidad se manifiesta plenamente en su rica y diversa cultura. La música y la danza son expresiones poderosas de su historia, espiritualidad y alegría. El currulao del Pacífico, con el sonido hipnótico del cununo y el guasá, narra historias cotidianas, mientras que la cumbia se erige como un símbolo de la identidad colombiana.

El Fin de la Juntanza Étnica: Impacto y Legado del Cierre de un Programa Clave para Comunidades Étnicas en Colombia

“Necesitamos seguridad y paz”: director de Cimarrón sobre la población afrodescendiente Finalizamos el primer año de implementación de la Escuela Nelson Mandela Universidad El Externado renueva convenio con Movimiento Nacional CIMARRÓN Universidad El Externado renueva convenio con Movimiento Nacional CIMARRÓN Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template Por Prudencio Palacios Palacios  El cierre del programa Juntanza Étnica, una iniciativa que floreció entre 2021 y 2024 bajo el auspicio de la Fundación ACDI/VOCA, con el respaldo crucial de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), sembró una profunda preocupación en las comunidades étnicas de Colombia. Esta iniciativa, que durante sus años de funcionamiento se había convertido en un faro de esperanza para el fortalecimiento de la gobernanza propia, la promoción de oportunidades económicas arraigadas en la identidad cultural y la salvaguarda del rico patrimonio ancestral, llegó a su fin en un contexto marcado por la incertidumbre. 6 mayo, 2024 Edit Template La decisión de la administración del presidente estadounidense, Donald Trump, de recortar drásticamente los fondos destinados a programas de desarrollo internacional, incluyendo aquellos enfocados en el apoyo a las comunidades étnicas en Colombia, asestó un golpe directo a la continuidad de Juntanza Étnica. De hecho, informes indican que EE.UU. “canceló oficialmente el 83%” de los programas de USAID. La narrativa de un supuesto “despilfarro” de recursos resonó en Washington, eclipsando los logros palpables que el programa había cosechado en territorios a menudo marginados y olvidados. Incluso, el presidente Trump criticó específicamente la asignación presupuestal de USAID a la ejecución de programas con étnico en Colombia. El impacto de este cierre no se hizo esperar. Organizaciones de base afrocolombianas e indígenas, que habían encontrado en Juntanza Étnica un aliado estratégico para impulsar sus propios procesos de desarrollo y autonomía, se vieron repentinamente despojadas de un apoyo fundamental. El cese abrupto de la financiación obligó a muchas de estas organizaciones a cerrar sus puertas, despidiendo a equipos de trabajo comprometidos y truncando iniciativas vitales en áreas como la seguridad alimentaria, la protección del medio ambiente y el fortalecimiento de las identidades culturales. Decenas de estas organizaciones se vieron forzadas al cierre debido a estos  recortes de Trump La sensación en las comunidades étnicas fue de desamparo y frustración. Líderes que habían depositado su confianza en la continuidad de estos procesos vieron cómo años de esfuerzo y colaboración se desvanecían ante una decisión política ajena a la realidad de sus territorios. La pregunta que resonaba con fuerza era qué camino seguirían ahora, cómo llenar el vacío dejado por un programa que había logrado tejer lazos de confianza y construir capacidades locales. Ante este escenario, la mirada se dirige hacia el gobierno nacional colombiano. Sin embargo, hasta el momento, no se ha percibido un plan estratégico y articulado para mitigar las consecuencias del cierre de Juntanza Étnica. No se ha anunciado una iniciativa gubernamental de envergadura similar que busque recoger el legado del programa y dar continuidad a los procesos de fortalecimiento comunitario que se vieron interrumpidos. Tampoco se ha evidenciado una gestión activa y decidida por parte del gobierno para buscar nuevas fuentes de financiación internacional que puedan suplir el vacío dejado por la cooperación estadounidense. La búsqueda de alianzas con otros países que compartan la visión de un desarrollo inclusivo y respetuoso de la diversidad étnica parece no haber tomado la urgencia que la situación americana. La incertidumbre persiste en las comunidades étnicas. El cierre de Juntanza Étnica no solo significó la pérdida de un importante flujo de recursos, sino también la interrupción de un modelo de trabajo colaborativo que había demostrado ser efectivo en la promoción de su desarrollo autodeterminado. La ausencia de un plan claro por parte del gobierno nacional para corregir esta situación o para explorar nuevas vías de apoyo internacional genera una profunda preocupación sobre el futuro de estas iniciativas y el bienestar de las comunidades que tanto se benefician de ellas. El legado de Juntanza Étnica, aunque valioso, corre el riesgo de diluirse si no se encuentran nuevos caminos para seguir construyendo sobre lo avanzado. Foto: Julián Vivas – ACDIVOCA.

Erasing History: Trump, the Museums, and the Crusade Against African American Memory

“Necesitamos seguridad y paz”: director de Cimarrón sobre la población afrodescendiente Finalizamos el primer año de implementación de la Escuela Nelson Mandela Universidad El Externado renueva convenio con Movimiento Nacional CIMARRÓN Universidad El Externado renueva convenio con Movimiento Nacional CIMARRÓN Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template By Ernesto Medrano Throughout history, authoritarian regimes have clearly understood the power of narratives. Controlling history means controlling the present—and whoever controls the present shapes the future. That is why we should not be surprised that, as part of his renewed political offensive, U.S. President Donald Trump has launched a crusade against American museums, particularly those that represent African American, gender, and LGBTQ+ narratives. Beyond the headlines, what is truly at stake is the soul of the nation: its memory. 6 mayo, 2024 Edit Template Since taking office in January 2025, Trump has issued a series of executive orders with global impacts, including the dismantling of the United States Agency for International Development (USAID). On March 27, the U.S. government presented an executive order that promises to “restore truth and reason to the history of the United States” (Swissinfo). According to Trump, there is a “concerted and widespread effort” to distort facts and promote a narrative that presents the country’s “foundational principles” in a “negative light” (Infobae). The order directly targets the Smithsonian Institution, the country’s most emblematic museum complex. Trump accuses the institution of promoting a “divisive and race-centered ideology” and demands a ban on funding exhibitions that “divide Americans by race”. The clearest target is the National Museum of African American History and Culture, inaugurated in 2016, but other exhibitions focused on diversity in cultural institutions have also been canceled (El Espectador). Behind this seemingly neutral discourse about “unity” and “shared values” lies a dangerous logic: the denial of structural racism and the role of African descendant communities in the building of the United States. The message is clear: if African American history makes people uncomfortable, it must be silenced. If it reveals the foundational violence of the country, it must be dismantled. If it represents resistance, it must be canceled. This is not merely a dispute about aesthetics or academic perspective. This narrative seeks to replace living history—complex, conflict-ridden, and courageous—with a sanitized version that glorifies the founding fathers while erasing slavery, racism, Black resistance, and the struggles for freedom. It is no coincidence that Trump’s order also hints at reinstalling Confederate monuments removed after the murder of George Floyd. The goal is to rewrite history from a place of white privilege, using a language of “unity” that denies conflict and perpetuates supremacy. Image No. 1. Paragraph from the Executive Order issued by Trump Source: Restoring Truth and Sanity in American History, March 27, 2025. From Latin America, this attack resonates deeply. Not only because of the historical and cultural connection between the diasporas, but also because we too face attempts to deny structural racism, relativize the struggles of our communities, or erase the uncomfortable memories of slavery, dispossession, and resistance. What is happening in the United States is yet another symptom of a global backlash against the progress of antiracist, feminist, and decolonial movements. It is the offensive of privilege, disguised as historical neutrality. As African American historian W.E.B. Du Bois once said, “What is done to the most marginalized will be done, sooner or later, to everyone.” Now more than ever, defending African American history is a collective responsibility. We cannot allow silence to replace memory, nor power to rewrite the past to sustain exclusion. From any place in the world—whether in the United States, Colombia, or anywhere memory is under threat—we must raise our voices to demand plural, inclusive, and truthful narratives. Preserving African memory is not just about resisting erasure; it is about insisting on justice, dignity, and the right to fully exist in history. Image source: BBC News Mundo.