La crisis de la Dirección de Comunidades Negras del Ministerio del Interior: Un Llamado a la Acción Urgente
“Necesitamos seguridad y paz”: director de Cimarrón sobre la población afrodescendiente Finalizamos el primer año de implementación de la Escuela Nelson Mandela Universidad El Externado renueva convenio con Movimiento Nacional CIMARRÓN Universidad El Externado renueva convenio con Movimiento Nacional CIMARRÓN Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template Por: Prudencio Palacios Palacios En el corazón del Ministerio del Interior existe una entidad llamada a ser la voz institucional de los pueblos afrocolombianos, raizales y palenqueros: la Dirección de Comunidades Negras (DCN). Su función es tan esencial como urgente: proteger derechos, coordinar acciones afirmativas y representar ante el Estado la agenda de quienes, históricamente, han sido marginados. Pero en estos últimos años, la DCN ha sido víctima de un deterioro institucional preocupante que no solo amenaza su operatividad, sino que simboliza una crisis más profunda: la desconexión entre la promesa de un gobierno del cambio y la realidad de las comunidades negras en Colombia. 6 mayo, 2024 Edit Template Desde el inicio del gobierno del presidente Gustavo Petro, la DCN ha tenido tres directores. Esta rotación, lejos de representar renovación o dinamismo, ha sido reflejo de una alarmante inestabilidad institucional. Detrás de cada nombre, hay una historia de frustraciones, expectativas incumplidas y oportunidades desperdiciadas. El primero en asumir fue Víctor Hugo Moreno Minas, un líder reconocido pero cuya gestión terminó siendo sinónimo de parálisis. Según cifras reveladas por la revista Cambio, de los más de 49 mil millones de pesos asignados para 2024, apenas se ejecutaron 64 millones. La cifra no solo duele: indigna. Las necesidades de las comunidades están más vivas que nunca —educación, salud, protección colectiva, territorio—, y ver recursos sin usar mientras se siguen sumando violencias y carencias es, sencillamente, inadmisible. A Moreno le sucedió Idalmy Minota Terán, respaldada por importantes sectores del movimiento afrocolombiano. Su llegada despertó esperanzas de reorganización y liderazgo efectivo. Sin embargo, en tan solo tres meses, su paso por la dirección fue igual de frustrante: una drástica reducción de la planta, falta de personal calificado y ausencia de avances concretos. El corto tiempo y los bloqueos institucionales no le permitieron materializar las transformaciones esperadas. Para las comunidades, este cambio representó una nueva promesa rota. El nombramiento de Amelia Cotes como directora de la Dirección de Comunidades Negras (DCN) ha estado rodeado de controversia y evidencia el deterioro institucional que atraviesa esta dependencia clave (Artículo recomendado: Las desconexiones que limitan la representación política de poblaciones afro). Proveniente de la Dirección de Asuntos Religiosos, Cotes fue declarada insubsistente en ese cargo y, tras un fallo del Tribunal Superior de Bogotá que ordenaba su reintegro, fue ubicada en la DCN en lugar de ser restituida en su antiguo puesto, a pesar de que su cargo anterior se encontraba disponible, una decisión que vulnera los derechos de la población afrocolombiana. Más allá de su trayectoria, lo más preocupante son las denuncias que ella misma ha elevado en un memorando dirigido al presidente de la República, en el que denuncia acoso laboral, discriminación institucional y la imposición de obstáculos sistemáticos por parte del viceministro de Diálogo Social y Derechos Humanos, Héctor Gabriel Rondón. Según su relato, ha sido marginada de funciones esenciales, lo que ha limitado gravemente su capacidad de acción y, por ende, la operatividad de la dirección en beneficio de las comunidades a las que debe servir. Imagen No. 1. Problemáticas en la Dirección de Comunidades Negras del Ministerio del Interior. Fuente: Construcción propia, con base en la cuenta de Twitter de @AmeliaCotes El panorama que dibuja Cotes es devastador: inejecución de más de 49 mil millones de pesos solo en la DCN, y casi 38 mil millones más represados en el Viceministerio. La falta de personal, el ambiente hostil y la desarticulación institucional están impidiendo que la DCN cumpla su misión. Mientras tanto, las comunidades siguen esperando atención, acción, presencia. El 10 de febrero, el Ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, renunció al cargo, lo que añade una nueva capa de incertidumbre a la situación. El presidente Gustavo Petro anunció que el nuevo ministro es Armando Benedetti, pero la DCN sigue sumida en la crisis. La situación continúa siendo alarmante. El Movimiento Nacional Cimarrón y diversas organizaciones han instado al presidente Gustavo Petro y a la vicepresidenta Francia Márquez a reorientar la dirección de la DCN, subrayando la necesidad de una respuesta inmediata y transformaciones ciertas, ante la ineficiencia y falta de compromiso expresada hacia las comunidades afrocolombianas. Es crucial que se priorice el bienestar de las comunidades a las que esta dirección debe servir, garantizando así que la DCN cumpla su misión de formar vínculos efectivos y de impacto. No se trata únicamente de nombres o cifras. Se trata de lo que esas cifras representan: niños, niñas y jóvenes sin acceso a proyectos educativos pertinentes, mujeres afro sin respaldo institucional, líderes y lideresas comunitarios sin rutas de protección efectivas, territorios sin desarrollo. Cada peso no ejecutado es una oportunidad perdida para cerrar brechas históricas.