Movimiento Nacional Cimarrón | Derechos de la Población Afro

Por los Derechos Humanos de la Población Afrocolombiana

Renombrar para reparar: los archivos, el lenguaje y la dignidad histórica

Últimas publicaciones Renombrar para reparar: los archivos, el lenguaje y la dignidad histórica 8 julio, 2025 ¡Tu Voz, Tu Curul! El Llamado a la Juventud Étnica para Conquistar los Consejos de Juventud 8 julio, 2025 La Reforma Agraria del “Gobierno del Cambio”: Un Salto Histórico en la Titulación de Tierras Étnicas y sus Contrastes con Administraciones Anteriores 1 julio, 2025 Decreto 4635: La Deuda Histórica con la Reparación de las Comunidades Afrocolombianas 11 junio, 2025 Comunicado a la Opinión Pública 9 junio, 2025 El Grito Definitivo de Libertad: 21 de mayo de 1851 y la abolición de la esclavitud en Colombia, una decisión pragmática con deudas pendientes 21 mayo, 2025 La Marcha de la Afrocolombianidad: un grito colectivo por justicia y dignidad 10 mayo, 2025 Mayo de Herencia Afrocolombiana: La Fuerza Viva de la Afrocolombianidad 10 mayo, 2025 El Fin de la Juntanza Étnica: Impacto y Legado del Cierre de un Programa Clave para Comunidades Étnicas en Colombia 25 abril, 2025 Erasing History: Trump, the Museums, and the Crusade Against African American Memory 25 abril, 2025 Erasing History: Trump, the Museums, and the Crusade Against African American Memory Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template Por: Ernesto Medrano En el corazón del Archivo General de la Nación (AGN), duermen documentos que dan cuenta de una de las historias más dolorosas y estructurales de nuestra nación: la colonización, la esclavización y el despojo sistemático de pueblos y culturas enteras. Estos documentos han sido clasificados durante décadas bajo nombres como “Negros y esclavos” o “Caciques e indios”, categorías heredadas del poder colonial y normalizadas en las prácticas archivísticas de nuestro país. Hoy, por primera vez, Colombia se detiene a mirar esos nombres con ojos críticos. Y lo hace no como un capricho académico, sino como un gesto de justicia histórica y una acción simbólica de reparación. 25 abril, 2025 Edit Template Renombrar estos fondos no es un acto trivial ni un simple cambio de etiquetas: es una intervención profunda sobre el lenguaje que organiza la memoria. Es una apuesta por dignificar las historias que han sido contadas desde la mirada del opresor, y por reconocer que las palabras, lejos de ser neutras, han sido históricamente utilizadas para clasificar, reducir y deshumanizar. Los términos “negros y esclavos” o “caciques e indios” no describen hechos de manera objetiva. Son el resultado de un proceso ideológico de cosificación y subordinación, una expresión de la lógica colonial que definía a las personas por su utilidad económica, su “raza” impuesta, o su lugar en un orden social jerarquizado. Mantener estas denominaciones como categorías oficiales implica perpetuar una mirada que niega la humanidad y la agencia de quienes fueron víctimas de estos sistemas de dominación. Frente a esta realidad, el proceso abierto por el AGN —en articulación con la Vicepresidencia de la República, el Ministerio de Cultura, el Museo Nacional y organizaciones sociales— es una oportunidad para repensar nuestras instituciones de la memoria. Es un hito en la lucha por desmontar las narrativas eurocéntricas y racistas que aún estructuran muchos de nuestros repositorios documentales, nuestras prácticas pedagógicas e incluso nuestras políticas de Estado. Como bien ha señalado la Coordinadora de Justicia Étnico Racial de la Vicepresidencia, este proceso no solo apunta a una transformación simbólica. También plantea una reflexión de fondo sobre cómo hemos contado nuestra historia y sobre la urgencia de abrir espacio a nuevas voces, otras sensibilidades y relatos más justos. La reapertura de la exposición “Quitarse la venda de los ojos” en el mismo AGN, con obras de artistas afrocolombianos que abordan el racismo estructural y la memoria de la esclavización, es una expresión contundente de ese esfuerzo por interpelar el pasado desde el arte, la sensibilidad y la resistencia. Algunos han argumentado que cambiar los nombres de los fondos es una forma de “borrar la historia”. Pero esta crítica confunde la fuente con su clasificación. Los documentos originales no se alteran. Lo que se pone en discusión es la manera en que son presentados, organizados y ofrecidos al público. La memoria no se borra: se resignifica. Y eso es parte esencial de una práctica archivística crítica, consciente de que el acceso al pasado no puede hacerse desde la normalización de las violencias simbólicas que estructuraron su producción. Otros objetan que este cambio es una expresión de “presentismo”, una forma de imponer valores actuales sobre contextos del pasado. Pero esta crítica también falla en su base: las categorías archivísticas actuales no son “del pasado”, sino de los archivistas, historiadores e instituciones que las definieron en el siglo XX. No se trata de juzgar con anacronismos, sino de evitar que los criterios de clasificación del presente sigan repitiendo los códigos del sistema esclavista y colonial. Es un llamado a dejar de narrar la historia desde la voz del verdugo. Como lo sostiene Bastien Bosa, “el lenguaje importa”. Y mucho. Nombrar ha sido siempre un ejercicio de poder. En la colonia, renombrar montañas, pueblos, cuerpos y comunidades fue parte del despojo. Hoy, renombrar puede ser un acto de restitución simbólica. Una forma de reconocer que la esclavización fue un crimen contra la humanidad, que sus huellas persisten en nuestra vida social y que las víctimas y sus descendientes tienen derecho a una memoria que no refuerce su cosificación. Este proceso, además, se inscribe en un contexto más amplio de debates sobre el lugar de la memoria en el espacio público: desde los monumentos que celebran figuras racistas, hasta los textos escolares que omiten las resistencias afro e indígenas. En todos estos escenarios, lo que está en juego no es solo el pasado, sino el tipo de sociedad que queremos construir. ¿Una sociedad que preserva jerarquías coloniales en sus símbolos, o una que se atreve a mirarse críticamente y a construir memoria desde la dignidad? Renombrar, entonces, no es solo un gesto político. Es también una herramienta pedagógica, una forma de invitar a las nuevas generaciones a pensar la historia desde otros lugares. A preguntarse no solo qué pasó, sino quién lo contó, con qué palabras, desde qué intereses.

¡Tu Voz, Tu Curul! El Llamado a la Juventud Étnica para Conquistar los Consejos de Juventud

Últimas publicaciones ¡Tu Voz, Tu Curul! El Llamado a la Juventud Étnica para Conquistar los Consejos de Juventud 8 julio, 2025 La Reforma Agraria del “Gobierno del Cambio”: Un Salto Histórico en la Titulación de Tierras Étnicas y sus Contrastes con Administraciones Anteriores 1 julio, 2025 Decreto 4635: La Deuda Histórica con la Reparación de las Comunidades Afrocolombianas 11 junio, 2025 Comunicado a la Opinión Pública 9 junio, 2025 El Grito Definitivo de Libertad: 21 de mayo de 1851 y la abolición de la esclavitud en Colombia, una decisión pragmática con deudas pendientes 21 mayo, 2025 La Marcha de la Afrocolombianidad: un grito colectivo por justicia y dignidad 10 mayo, 2025 Mayo de Herencia Afrocolombiana: La Fuerza Viva de la Afrocolombianidad 10 mayo, 2025 El Fin de la Juntanza Étnica: Impacto y Legado del Cierre de un Programa Clave para Comunidades Étnicas en Colombia 25 abril, 2025 Erasing History: Trump, the Museums, and the Crusade Against African American Memory 25 abril, 2025 Borrar la historia: Trump, los museos y la cruzada contra la memoria afroamericana 15 abril, 2025 Borrar la historia: Trump, los museos y la cruzada contra la memoria afroamericana Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template Por: Prudencio Palacios El Movimiento Nacional Cimarrón exhorta a todas las organizaciones de comunidades negras, afrocolombianas, raizales, palenqueras, indígenas, rom, así como a las organizaciones campesinas y de jóvenes víctimas, a tomar un rol protagónico en el proceso de concertación y elección de sus representantes a los  Consejos Municipales y Locales de Juventud. Este es un llamado a la acción para que la voz de nuestros pueblos resuene en los espacios donde se decide el futuro de nuestros territorios. 15 abril, 2025 Edit Template Nos encontramos en un momento crucial para la participación democrática de nuestra juventud. La Circular Externa emitida por el Ministerio del Interior el 1 de abril de 2025 ha actualizado y socializado la guía definitiva para la elección de las curules especiales étnicas, un proceso que debe culminar antes del 19 de septiembre de 2025. No es solo un derecho, es una conquista social amparada en la Ley 1885 de 2018, que modificó el Estatuto de Ciudadanía Juvenil para asegurar que ningún joven sea dejado atrás. Los Consejos de Juventud son definidos como mecanismos autónomos de participación, concertación y control de la gestión pública. Para nuestras comunidades, esto se traduce en una oportunidad sin precedentes: la posibilidad de llevar nuestras agendas, cosmovisiones, problemáticas y, sobre todo, nuestras soluciones, directamente a la mesa de diálogo con las instituciones locales. La ley es clara: en los municipios y localidades donde existan comunidades étnicas, campesinas o población joven víctima, se deberá elegir un representante por cada una de ellas, añadiendo un miembro más al Consejo por cada comunidad. Esta no es una concesión, sino el reconocimiento de la diversidad que es la mayor riqueza de Colombia. La propia Corte Constitucional, en la Sentencia C-862 de 2012 ,subrayó que la elección de estos representantes debe ser el resultado de un proceso consultado y concertado con las propias comunidades, respetando nuestros principios de autonomía y buen gobierno. Participar significa tener la potestad de influir en las políticas públicas, de vigilar la inversión social y de asegurar que los planes de desarrollo locales se conecten con la agenda nacional de juventudes, garantizando que respondan a las necesidades reales de los jóvenes indígenas, afrodescendientes, rom y campesinos de todo el país El Ministerio del Interior ha trazado una ruta clara que las alcaldías deben seguir en diálogo con nuestras comunidades. Es fundamental que todos los jóvenes y líderes conozcan este procedimiento para exigirlo y hacerlo realidad. El proceso se divide en dos grandes momentos: la concertación de las reglas y la elección del representante. Fase 1: La Concertación (Acordar las Reglas del Juego) Antes de elegir a una persona, la comunidad debe elegir cómo la va a elegir. La Convocatoria es Deber de la Alcaldía: La alcaldía de cada municipio o localidad es la responsable de convocar a espacios de concertación independientes para cada grupo étnico presente en su territorio. ¡No es un favor, es su obligación! ¿Quiénes Participan?: A esta reunión deben asistir las autoridades de cada comunidad. Por ejemplo, las autoridades tradicionales indígenas, los delegados de las Asambleas Generales de los Consejos Comunitarios afrocolombianos, o los representantes legales del pueblo Rom. ¿Qué se Acuerda?: El objetivo es definir el mecanismo para la elección del joven representante. Se debe decidir cómo será la inscripción de candidatos, la verificación de requisitos y, más importante, si la elección se hará por voto, por consenso o por otro método que la comunidad considere propio. Todo esto debe quedar registrado en un acta formal. Fase 2: La Elección (Elegir a Nuestro Representante) Una vez acordadas las reglas, se abre el proceso para postular y elegir. Requisitos para ser Candidato/a: Edad: Tener entre 14 y 28 años, acreditado con un documento de identidad válido. Pertenencia Étnica: Acreditar que se pertenece a la comunidad que se aspira a representar. Esto es fundamental para garantizar la legitimidad. La acreditación varía: Comunidades Negras, Afrocolombianas, Raizales y Palenqueras: Se requiere una certificación expedida por un Consejo Comunitario o una forma organizativa debidamente registrada ante el Ministerio del Interior. Comunidades Indígenas: Se debe presentar el certificado de pertenencia étnica que se puede consultar en el censo indígena del Ministerio del Interior o el que expide la autoridad tradicional competente. Pueblo Gitano (ROM): Deben solicitar la certificación a la Dirección de Asuntos Indígenas, ROM y Minorías del Ministerio del Interior. Cronograma Sugerido: La Alcaldía, que lidera el proceso, debe garantizar tiempos razonables. La guía sugiere al menos 10 días hábiles para la inscripción, seguidos por periodos para la publicación de resultados, reclamaciones y su respectiva respuesta, antes de convocar a la elección final. El Acta de Elección: El proceso culmina con un acta que formaliza al joven elegido. Este documento es crucial y debe ser firmado por el alcalde y el personero municipal como garantes. Finalmente, la alcaldía notifica el resultado y remite copia a la Registraduría

Decreto 4635: La Deuda Histórica con la Reparación de las Comunidades Afrocolombianas

Últimas publicaciones Decreto 4635: La Deuda Histórica con la Reparación de las Comunidades Afrocolombianas 11 junio, 2025 Comunicado a la Opinión Pública 9 junio, 2025 El Grito Definitivo de Libertad: 21 de mayo de 1851 y la abolición de la esclavitud en Colombia, una decisión pragmática con deudas pendientes 21 mayo, 2025 La Marcha de la Afrocolombianidad: un grito colectivo por justicia y dignidad 10 mayo, 2025 Mayo de Herencia Afrocolombiana: La Fuerza Viva de la Afrocolombianidad 10 mayo, 2025 El Fin de la Juntanza Étnica: Impacto y Legado del Cierre de un Programa Clave para Comunidades Étnicas en Colombia 25 abril, 2025 Erasing History: Trump, the Museums, and the Crusade Against African American Memory 25 abril, 2025 Borrar la historia: Trump, los museos y la cruzada contra la memoria afroamericana 15 abril, 2025 La crisis de la Dirección de Comunidades Negras del Ministerio del Interior: Un Llamado a la Acción Urgente 6 abril, 2025 Buenaventura: Un Ciclo de Violencia con Raíces Históricas Profundas 2 abril, 2025 Buenaventura: Un Ciclo de Violencia con Raíces Históricas Profundas Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template Por: Prudencio Palacios Desde el Movimiento Nacional Cimarrón, alzamos nuestra voz para exigir un cumplimiento urgente y efectivo del Decreto Ley 4635 de 2011. Este decreto, expedido hace ya más de 13 años (desde el 9 de diciembre de 2011), fue una pieza fundamental para reconocer y reparar los daños sufridos por las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras en el marco del conflicto armado. No es una ley más; es una herramienta jurídica con enfoque diferencial étnico, diseñada para atender las particularidades del impacto de la guerra en nuestros territorios, culturas y modos de vida. Se complementa con la Ley 1448 de 2011 (Ley de Víctimas), pero el 4635 es crucial porque entiende que la reparación para nosotros debe ir más allá de lo individual, reconociendo la afectación colectiva y estructural. 2 abril, 2025 Edit Template Sin embargo, a pesar de su relevancia, la implementación de este Decreto Ley ha avanzado a paso de tortuga, acumulando una deuda histórica con nuestras comunidades. El 12° Informe de Seguimiento al cumplimiento Decreto Ley 4635 de 2011,emitido por la Procuraduría General de la Nación, la Contraloría General de la República y la Defensoría del Pueblo en agosto de 2024, refleja una realidad preocupante sobre la gestión de la reparación integral. El informe es contundente al señalar el lento avance y los desafíos significativos en la reparación colectiva. A pesar de los esfuerzos de formulación, la implementación de los Planes Integrales de Reparación Colectiva (PIRC) avanza con lentitud, lo que impide la materialización de un derecho fundamental para nuestras comunidades. La reparación colectiva para las comunidades afrodescendientes no es un anexo; es el corazón de la política de reparación étnica. Busca restaurar los lazos comunitarios, las tradiciones ancestrales, la autonomía territorial y las formas de vida que el conflicto desestructuró. La lentitud en la implementación de los PIRC significa que miles de proyectos de vida comunitarios están estancados, perpetuando la afectación y la vulnerabilidad. La afectación de derechos colectivos como el territorio, la autonomía y la identidad cultural ha sido profunda, y la reparación colectiva es la medida idónea para abordarla. El informe de la Procuraduría no solo documenta el retraso, sino que también identifica claramente las barreras estructurales que impiden el avance de la reparación integral: Burocracia y gestión ineficiente: Existen “deficiencias en la implementación” y una “falta de capacidad técnica y operativa” que ralentizan de manera inaceptable los procesos. Falta de coordinación interinstitucional: La “falta de articulación entre las entidades” es una constante que impide una respuesta integral y eficiente a las comunidades. Insuficiencia de recursos: Se señala una “insuficiencia de recursos” humanos y técnicos adecuados para la magnitud de la tarea. Ausencia de un enfoque diferencial real: Persisten dificultades en la “implementación del enfoque diferencial”, lo que limita la aplicación de medidas culturalmente pertinentes y acordes a las realidades territoriales. El proceso de restitución de tierras, vital para la reparación integral, también presenta “dificultades y complejidades”. Estos obstáculos no son meras dificultades técnicas; son el reflejo de un desinterés que profundiza la frustración y la desconfianza de las comunidades, que ven cómo la ley que debería protegerlos se convierte en una promesa vacía. Desde el Movimiento Nacional Cimarrón, hacemos un llamado enérgico y categórico a la Unidad para las Víctimas y a todas las entidades involucradas: ¡es hora de acelerar el cumplimiento de la reparación integral! Exigimos acciones concretas: Establecer metas claras y plazos perentorios para la implementación efectiva de los PIRC y el avance en las indemnizaciones. Fortalecer los equipos con enfoque étnico al interior de la Unidad para las Víctimas, garantizando personal idóneo y suficiente. Simplificar los trámites burocráticos que entorpecen el acceso a la reparación. Priorizar y desempantanar los sujetos de reparación colectiva, que son la columna vertebral de la reconstrucción comunitaria. Garantizar la participación efectiva de las comunidades en todo el proceso de reparación, a través de mesas de seguimiento y diálogo directo. La reparación no es un favor; es un derecho fundamental y una condición indispensable para la construcción de una paz estable y duradera en Colombia. El Estado colombiano tiene la obligación moral y legal de saldar esta deuda histórica con las comunidades afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras. El Decreto Ley 4635 de 2011 es la hoja de ruta, y el clamor de nuestras comunidades es claro: ¡Reparación Ya! No más dilaciones. El Movimiento Nacional Cimarrón seguirá vigilante y exigiendo hasta que la justicia y la reparación sean una realidad para cada víctima afrodescendiente.

La Marcha de la Afrocolombianidad: un grito colectivo por justicia y dignidad

Últimas publicaciones La Marcha de la Afrocolombianidad: un grito colectivo por justicia y dignidad 10 mayo, 2025 Mayo de Herencia Afrocolombiana: La Fuerza Viva de la Afrocolombianidad 10 mayo, 2025 El Fin de la Juntanza Étnica: Impacto y Legado del Cierre de un Programa Clave para Comunidades Étnicas en Colombia 25 abril, 2025 Erasing History: Trump, the Museums, and the Crusade Against African American Memory 25 abril, 2025 Borrar la historia: Trump, los museos y la cruzada contra la memoria afroamericana 15 abril, 2025 La crisis de la Dirección de Comunidades Negras del Ministerio del Interior: Un Llamado a la Acción Urgente 6 abril, 2025 Buenaventura: Un Ciclo de Violencia con Raíces Históricas Profundas 2 abril, 2025 La deuda histórica: Exigiendo verdad y justicia por el crimen de la esclavitud 25 marzo, 2025 La deuda histórica: Exigiendo verdad y justicia por el crimen de la esclavitud Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template Por Movimiento Nacional Cimarrón Cada año, mayo se convierte en un mes de memoria, resistencia y acción para las comunidades afrocolombianas. Este 25 de mayo, en el marco del Segundo Decenio Internacional de los Afrodescendientes (2025–2035) y del Mes de la Herencia Africana, miles de personas volverán a tomarse las calles de Bogotá para participar en la Gran Marcha de la Afrocolombianidad, convocada por el Movimiento Nacional Cimarrón. 25 marzo, 2025 Edit Template La marcha no es una celebración vacía. Es una expresión política que reúne a quienes no han olvidado que los derechos se conquistan con organización, unidad y lucha constante. Es la respuesta de un pueblo que, pese a siglos de exclusión, no renuncia a su dignidad ni a su derecho a vivir con justicia. Este año, la movilización tiene un objetivo claro: exigir al Gobierno Nacional el cumplimiento de los compromisos establecidos en el Plan Nacional de Desarrollo y la atención inmediata al pliego de peticiones de las comunidades afrocolombianas. La marcha también alza su voz para: Reclamar una política nacional contra el racismo y la discriminación racial. Exigir al Ministerio de Defensa acciones reales contra los grupos armados en los territorios afro. Impulsar la enseñanza obligatoria de Estudios Afrocolombianos en el sistema educativo nacional. Solicitar la implementación del Decenio Internacional de los Afrodescendientes mediante decreto ley. Reclamar la convocatoria del próximo Censo Nacional, que visibilice plenamente a la población afrodescendiente. Pero más allá de las demandas institucionales, la Marcha representa una pedagogía popular en movimiento. Es un acto de educación política y afirmación identitaria que nos recuerda que la movilización colectiva sigue siendo una herramienta poderosa para transformar la realidad. Movilizarnos no es un fin en sí mismo. Es una estrategia de resistencia que interpela al poder, pero también inspira a nuevas generaciones a luchar por un país más justo, antirracista y verdaderamente plural. Este 25 de mayo, desde el Parque Nacional hasta la Plaza de Bolívar, marcharemos bajo una misma consigna:¡No más racismo, no más discriminación racial! Si haces parte de una organización o colectivo afrocolombiano, te invitamos a participar como convocante. Puedes registrarte ingresando al siguiente enlace: https://acortar.link/Ku4z4U Con tu ayuda podremos tener mayor impacto para llevar nuestras justas demandas a las entidades correspondientes. Tu donación es fundamental para lograr mayor alcance ¡Anímate a donar! Enlace aquí: https://acortar.link/au0hW4

El Fin de la Juntanza Étnica: Impacto y Legado del Cierre de un Programa Clave para Comunidades Étnicas en Colombia

“Necesitamos seguridad y paz”: director de Cimarrón sobre la población afrodescendiente Finalizamos el primer año de implementación de la Escuela Nelson Mandela Universidad El Externado renueva convenio con Movimiento Nacional CIMARRÓN Universidad El Externado renueva convenio con Movimiento Nacional CIMARRÓN Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template Por Prudencio Palacios Palacios  El cierre del programa Juntanza Étnica, una iniciativa que floreció entre 2021 y 2024 bajo el auspicio de la Fundación ACDI/VOCA, con el respaldo crucial de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), sembró una profunda preocupación en las comunidades étnicas de Colombia. Esta iniciativa, que durante sus años de funcionamiento se había convertido en un faro de esperanza para el fortalecimiento de la gobernanza propia, la promoción de oportunidades económicas arraigadas en la identidad cultural y la salvaguarda del rico patrimonio ancestral, llegó a su fin en un contexto marcado por la incertidumbre. 6 mayo, 2024 Edit Template La decisión de la administración del presidente estadounidense, Donald Trump, de recortar drásticamente los fondos destinados a programas de desarrollo internacional, incluyendo aquellos enfocados en el apoyo a las comunidades étnicas en Colombia, asestó un golpe directo a la continuidad de Juntanza Étnica. De hecho, informes indican que EE.UU. “canceló oficialmente el 83%” de los programas de USAID. La narrativa de un supuesto “despilfarro” de recursos resonó en Washington, eclipsando los logros palpables que el programa había cosechado en territorios a menudo marginados y olvidados. Incluso, el presidente Trump criticó específicamente la asignación presupuestal de USAID a la ejecución de programas con étnico en Colombia. El impacto de este cierre no se hizo esperar. Organizaciones de base afrocolombianas e indígenas, que habían encontrado en Juntanza Étnica un aliado estratégico para impulsar sus propios procesos de desarrollo y autonomía, se vieron repentinamente despojadas de un apoyo fundamental. El cese abrupto de la financiación obligó a muchas de estas organizaciones a cerrar sus puertas, despidiendo a equipos de trabajo comprometidos y truncando iniciativas vitales en áreas como la seguridad alimentaria, la protección del medio ambiente y el fortalecimiento de las identidades culturales. Decenas de estas organizaciones se vieron forzadas al cierre debido a estos  recortes de Trump La sensación en las comunidades étnicas fue de desamparo y frustración. Líderes que habían depositado su confianza en la continuidad de estos procesos vieron cómo años de esfuerzo y colaboración se desvanecían ante una decisión política ajena a la realidad de sus territorios. La pregunta que resonaba con fuerza era qué camino seguirían ahora, cómo llenar el vacío dejado por un programa que había logrado tejer lazos de confianza y construir capacidades locales. Ante este escenario, la mirada se dirige hacia el gobierno nacional colombiano. Sin embargo, hasta el momento, no se ha percibido un plan estratégico y articulado para mitigar las consecuencias del cierre de Juntanza Étnica. No se ha anunciado una iniciativa gubernamental de envergadura similar que busque recoger el legado del programa y dar continuidad a los procesos de fortalecimiento comunitario que se vieron interrumpidos. Tampoco se ha evidenciado una gestión activa y decidida por parte del gobierno para buscar nuevas fuentes de financiación internacional que puedan suplir el vacío dejado por la cooperación estadounidense. La búsqueda de alianzas con otros países que compartan la visión de un desarrollo inclusivo y respetuoso de la diversidad étnica parece no haber tomado la urgencia que la situación americana. La incertidumbre persiste en las comunidades étnicas. El cierre de Juntanza Étnica no solo significó la pérdida de un importante flujo de recursos, sino también la interrupción de un modelo de trabajo colaborativo que había demostrado ser efectivo en la promoción de su desarrollo autodeterminado. La ausencia de un plan claro por parte del gobierno nacional para corregir esta situación o para explorar nuevas vías de apoyo internacional genera una profunda preocupación sobre el futuro de estas iniciativas y el bienestar de las comunidades que tanto se benefician de ellas. El legado de Juntanza Étnica, aunque valioso, corre el riesgo de diluirse si no se encuentran nuevos caminos para seguir construyendo sobre lo avanzado. Foto: Julián Vivas – ACDIVOCA.

Erasing History: Trump, the Museums, and the Crusade Against African American Memory

“Necesitamos seguridad y paz”: director de Cimarrón sobre la población afrodescendiente Finalizamos el primer año de implementación de la Escuela Nelson Mandela Universidad El Externado renueva convenio con Movimiento Nacional CIMARRÓN Universidad El Externado renueva convenio con Movimiento Nacional CIMARRÓN Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template By Ernesto Medrano Throughout history, authoritarian regimes have clearly understood the power of narratives. Controlling history means controlling the present—and whoever controls the present shapes the future. That is why we should not be surprised that, as part of his renewed political offensive, U.S. President Donald Trump has launched a crusade against American museums, particularly those that represent African American, gender, and LGBTQ+ narratives. Beyond the headlines, what is truly at stake is the soul of the nation: its memory. 6 mayo, 2024 Edit Template Since taking office in January 2025, Trump has issued a series of executive orders with global impacts, including the dismantling of the United States Agency for International Development (USAID). On March 27, the U.S. government presented an executive order that promises to “restore truth and reason to the history of the United States” (Swissinfo). According to Trump, there is a “concerted and widespread effort” to distort facts and promote a narrative that presents the country’s “foundational principles” in a “negative light” (Infobae). The order directly targets the Smithsonian Institution, the country’s most emblematic museum complex. Trump accuses the institution of promoting a “divisive and race-centered ideology” and demands a ban on funding exhibitions that “divide Americans by race”. The clearest target is the National Museum of African American History and Culture, inaugurated in 2016, but other exhibitions focused on diversity in cultural institutions have also been canceled (El Espectador). Behind this seemingly neutral discourse about “unity” and “shared values” lies a dangerous logic: the denial of structural racism and the role of African descendant communities in the building of the United States. The message is clear: if African American history makes people uncomfortable, it must be silenced. If it reveals the foundational violence of the country, it must be dismantled. If it represents resistance, it must be canceled. This is not merely a dispute about aesthetics or academic perspective. This narrative seeks to replace living history—complex, conflict-ridden, and courageous—with a sanitized version that glorifies the founding fathers while erasing slavery, racism, Black resistance, and the struggles for freedom. It is no coincidence that Trump’s order also hints at reinstalling Confederate monuments removed after the murder of George Floyd. The goal is to rewrite history from a place of white privilege, using a language of “unity” that denies conflict and perpetuates supremacy. Image No. 1. Paragraph from the Executive Order issued by Trump Source: Restoring Truth and Sanity in American History, March 27, 2025. From Latin America, this attack resonates deeply. Not only because of the historical and cultural connection between the diasporas, but also because we too face attempts to deny structural racism, relativize the struggles of our communities, or erase the uncomfortable memories of slavery, dispossession, and resistance. What is happening in the United States is yet another symptom of a global backlash against the progress of antiracist, feminist, and decolonial movements. It is the offensive of privilege, disguised as historical neutrality. As African American historian W.E.B. Du Bois once said, “What is done to the most marginalized will be done, sooner or later, to everyone.” Now more than ever, defending African American history is a collective responsibility. We cannot allow silence to replace memory, nor power to rewrite the past to sustain exclusion. From any place in the world—whether in the United States, Colombia, or anywhere memory is under threat—we must raise our voices to demand plural, inclusive, and truthful narratives. Preserving African memory is not just about resisting erasure; it is about insisting on justice, dignity, and the right to fully exist in history. Image source: BBC News Mundo.

Borrar la historia: Trump, los museos y la cruzada contra la memoria afroamericana

“Necesitamos seguridad y paz”: director de Cimarrón sobre la población afrodescendiente Finalizamos el primer año de implementación de la Escuela Nelson Mandela Universidad El Externado renueva convenio con Movimiento Nacional CIMARRÓN Universidad El Externado renueva convenio con Movimiento Nacional CIMARRÓN Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template Por Ernesto Medrano Tróchez A lo largo de la historia, los regímenes autoritarios han entendido muy bien el poder de los relatos. Controlar la historia es controlar el presente, y quien controla el presente, determina el futuro. Por eso no debería sorprendernos que, en su nueva ofensiva política, el presidente estadounidense Donald Trump haya emprendido una cruzada contra los museos de Estados Unidos, particularmente aquellos que representan narrativas afroamericanas, de género y de disidencia sexual. Pero más allá de los titulares, lo que se está disputando es el alma misma de la nación: su memoria. 6 mayo, 2024 Edit Template Desde su llegada, en enero de 2025, Trump ha emitido diversas órdenes ejecutivas, con impactos globales, como el desmantelamiento de la Agencia de Cooperación de los Estados Unidos – USAID. Sin embargo, el 27 de marzo el gobierno de los Estados Unidos presentó una orden ejecutiva que promete “restaurar la verdad y la razón en la historia de Estados Unidos” (Swissinfo). En palabras suyas, hay un intento “concertado y generalizado” por distorsionar los hechos y promover una narrativa que presenta los “principios fundacionales” de EE.UU. en una “luz negativa” (Infobae). La orden apunta directamente al Smithsonian, el complejo de museos más emblemático del país. Trump acusa a la institución de promover una “ideología divisiva y centrada en la raza”, y exige que se prohíba el gasto en exposiciones que “dividan a los estadounidenses por motivos raciales”. El blanco más evidente es el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana, inaugurado en 2016, pero también se han cancelado exposiciones con enfoque de diversidad en otras instituciones culturales (El Espectador). Detrás de este discurso aparentemente neutral sobre la “unidad” y los “valores compartidos” se esconde una lógica peligrosa: la negación del racismo estructural y del rol de las comunidades afrodescendientes en la construcción de Estados Unidos. El mensaje es claro: si la historia de los afroamericanos incomoda, entonces debe ser silenciada. Si revela las violencias fundacionales del país, debe ser desmantelada. Si representa resistencia, entonces debe ser cancelada. No se trata solo de una disputa estética o de enfoque académico. Esta narrativa busca sustituir la historia viva —compleja, conflictiva, valiente— por una versión higienizada que exalta a los padres fundadores y borra la esclavitud, el racismo, la resistencia negra y las luchas por la libertad. No es casual que la orden de Trump también insinúe la posibilidad de reinstalar monumentos confederados retirados tras el asesinato de George Floyd. El objetivo es reescribir la historia desde el privilegio blanco, con un lenguaje de “unidad” que niega el conflicto y perpetúa la supremacía. Imagen No. 1. Párrafo de la Órden Ejecutiva emitida por Trump Fuente: Restaurando la verdad y la cordura en la historia estadounidense, 27 de marzo de 2025.   Desde América Latina, este ataque nos interpela profundamente. No solo por la conexión histórica y cultural entre las diásporas, sino porque también aquí enfrentamos intentos de negar el racismo estructural, relativizar las luchas de nuestras comunidades o borrar las memorias incómodas de la esclavitud, el despojo y la resistencia. Lo que ocurre en Estados Unidos es un síntoma más de una reacción global contra los avances de los movimientos antirracistas, feministas y decoloniales. Es la ofensiva del privilegio, disfrazada de neutralidad histórica. Pero como bien dijo el historiador afroamericano W.E.B. Du Bois, “lo que se le hace a los más marginados se les hace, tarde o temprano, a todos”. Hoy más que nunca, la defensa de la historia afroamericana es una tarea colectiva. No podemos permitir que el silencio sustituya a la memoria ni que el poder reescriba el pasado para perpetuar la exclusión. Desde cualquier lugar del mundo —sea en Estados Unidos, en Colombia o en cualquier rincón donde la memoria esté bajo amenaza— debemos alzar la voz para exigir narrativas plurales, inclusivas y verdaderas. Porque preservar la memoria afro no es solo resistir el olvido: es insistir en la justicia, la dignidad y el derecho a existir plenamente en la historia. Imagen tomada de: BBC News Mundo. 

La crisis de la Dirección de Comunidades Negras del Ministerio del Interior: Un Llamado a la Acción Urgente

“Necesitamos seguridad y paz”: director de Cimarrón sobre la población afrodescendiente Finalizamos el primer año de implementación de la Escuela Nelson Mandela Universidad El Externado renueva convenio con Movimiento Nacional CIMARRÓN Universidad El Externado renueva convenio con Movimiento Nacional CIMARRÓN Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template Por: Prudencio Palacios Palacios En el corazón del Ministerio del Interior existe una entidad llamada a ser la voz institucional de los pueblos afrocolombianos, raizales y palenqueros: la Dirección de Comunidades Negras (DCN). Su función es tan esencial como urgente: proteger derechos, coordinar acciones afirmativas y representar ante el Estado la agenda de quienes, históricamente, han sido marginados. Pero en estos últimos años, la DCN ha sido víctima de un deterioro institucional preocupante que no solo amenaza su operatividad, sino que simboliza una crisis más profunda: la desconexión entre la promesa de un gobierno del cambio y la realidad de las comunidades negras en Colombia. 6 mayo, 2024 Edit Template Desde el inicio del gobierno del presidente Gustavo Petro, la DCN ha tenido tres directores. Esta rotación, lejos de representar renovación o dinamismo, ha sido reflejo de una alarmante inestabilidad institucional. Detrás de cada nombre, hay una historia de frustraciones, expectativas incumplidas y oportunidades desperdiciadas. El primero en asumir fue Víctor Hugo Moreno Minas, un líder reconocido pero cuya gestión terminó siendo sinónimo de parálisis. Según cifras reveladas por la revista Cambio, de los más de 49 mil millones de pesos asignados para 2024, apenas se ejecutaron 64 millones. La cifra no solo duele: indigna. Las necesidades de las comunidades están más vivas que nunca —educación, salud, protección colectiva, territorio—, y ver recursos sin usar mientras se siguen sumando violencias y carencias es, sencillamente, inadmisible. A Moreno le sucedió Idalmy Minota Terán, respaldada por importantes sectores del movimiento afrocolombiano. Su llegada despertó esperanzas de reorganización y liderazgo efectivo. Sin embargo, en tan solo tres meses, su paso por la dirección fue igual de frustrante: una drástica reducción de la planta, falta de personal calificado y ausencia de avances concretos. El corto tiempo y los bloqueos institucionales no le permitieron materializar las transformaciones esperadas. Para las comunidades, este cambio representó una nueva promesa rota. El nombramiento de Amelia Cotes como directora de la Dirección de Comunidades Negras (DCN) ha estado rodeado de controversia y evidencia el deterioro institucional que atraviesa esta dependencia clave (Artículo recomendado: Las desconexiones que limitan la representación política de poblaciones afro). Proveniente de la Dirección de Asuntos Religiosos, Cotes fue declarada insubsistente en ese cargo y, tras un fallo del Tribunal Superior de Bogotá que ordenaba su reintegro, fue ubicada en la DCN en lugar de ser restituida en su antiguo puesto, a pesar de que su cargo anterior se encontraba disponible, una decisión que vulnera los derechos de la población afrocolombiana. Más allá de su trayectoria, lo más preocupante son las denuncias que ella misma ha elevado en un memorando dirigido al presidente de la República, en el que denuncia acoso laboral, discriminación institucional y la imposición de obstáculos sistemáticos por parte del viceministro de Diálogo Social y Derechos Humanos, Héctor Gabriel Rondón. Según su relato, ha sido marginada de funciones esenciales, lo que ha limitado gravemente su capacidad de acción y, por ende, la operatividad de la dirección en beneficio de las comunidades a las que debe servir. Imagen No. 1. Problemáticas en la Dirección de Comunidades Negras del Ministerio del Interior. Fuente: Construcción propia, con base en la cuenta de Twitter de @AmeliaCotes El panorama que dibuja Cotes es devastador: inejecución de más de 49 mil millones de pesos solo en la DCN, y casi 38 mil millones más represados en el Viceministerio. La falta de personal, el ambiente hostil y la desarticulación institucional están impidiendo que la DCN cumpla su misión. Mientras tanto, las comunidades siguen esperando atención, acción, presencia.   El 10 de febrero, el Ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, renunció al cargo, lo que añade una nueva capa de incertidumbre a la situación. El presidente Gustavo Petro anunció que el nuevo ministro es Armando Benedetti, pero la DCN sigue sumida en la crisis. La situación continúa siendo alarmante.  El Movimiento Nacional Cimarrón y diversas organizaciones han instado al presidente Gustavo Petro y a la vicepresidenta Francia Márquez a reorientar la dirección de la DCN, subrayando la necesidad de una respuesta inmediata y transformaciones ciertas, ante la ineficiencia y falta de compromiso expresada hacia las comunidades afrocolombianas. Es crucial que se priorice el bienestar de las comunidades a las que esta dirección debe servir, garantizando así que la DCN cumpla su misión de formar vínculos efectivos y de impacto. No se trata únicamente de nombres o cifras. Se trata de lo que esas cifras representan: niños, niñas y jóvenes sin acceso a proyectos educativos pertinentes, mujeres afro sin respaldo institucional, líderes y lideresas comunitarios sin rutas de protección efectivas, territorios sin desarrollo. Cada peso no ejecutado es una oportunidad perdida para cerrar brechas históricas.

“Necesitamos seguridad y paz”: director de Cimarrón sobre la población afrodescendiente

“Necesitamos seguridad y paz”: director de Cimarrón sobre la población afrodescendiente Finalizamos el primer año de implementación de la Escuela Nelson Mandela Universidad El Externado renueva convenio con Movimiento Nacional CIMARRÓN Universidad El Externado renueva convenio con Movimiento Nacional CIMARRÓN Movimiento Nacional Cimarrón Edit Template CIMARRÓN, liderado por Juan de Dios Mosquera, destaca la importancia de los derechos de la población afrocolombiana reconocidos en la Constitución de 1991. Durante una intervención en W Fin de Semana, Mosquera hizo un llamado a que el país asuma su deuda histórica con esta población, exigiendo justicia por los crímenes de la esclavitud. Además, instó al Estado y a la Unión Europea a crear un fondo de desarrollo para apoyar a las comunidades afrodescendientes. También subrayó la necesidad de implementar las políticas del Plan Nacional de Desarrollo, insistiendo en que la paz y seguridad deben ser una prioridad para la población afro en Colombia. 6 mayo, 2024 Edit Template CIMARRÓN, bajo la dirección de Juan de Dios Mosquera, continúa liderando la lucha por el reconocimiento pleno de los derechos de la población afrocolombiana, reafirmando su papel como una voz clave en el debate sobre los derechos colectivos establecidos en la Constitución Política de 1991. En una reciente intervención en W Fin de Semana, Mosquera destacó la importancia del Día Internacional de las Personas Afrodescendientes, subrayando que “el país debe asumir la deuda histórica” y hacer justicia por el crimen de lesa humanidad que fue la esclavitud, cuyas consecuencias siguen afectando a esta población. Mosquera hizo un llamado urgente al Estado colombiano y a la Unión Europea para la creación de un fondo nacional de desarrollo que incluya recursos de familias y entidades que se beneficiaron de la riqueza generada por la esclavización. Además, recalcó la necesidad de ejecutar las políticas del Plan Nacional de Desarrollo, señalando que después de dos años aún no se han implementado acciones concretas. Con un mensaje claro, insistió en que la paz y la seguridad deben ser prioritarias para la población afrodescendiente en Colombia. Juan de Dios Mosquera, un líder emblemático de CIMARRÓN, ha sido un defensor incansable de los derechos de los afrodescendientes en diversos escenarios nacionales e internacionales. Su trayectoria incluye importantes reconocimientos como el Premio Internacional de los Derechos Humanos de la República Francesa (1997) y el Premio Planeta Afro como Mejor Líder Afrocolombiano (2010).