Borrar la historia: Trump, los museos y la cruzada contra la memoria afroamericana
- Movimiento Nacional Cimarrón
Por Ernesto Medrano Tróchez
A lo largo de la historia, los regímenes autoritarios han entendido muy bien el poder de los relatos. Controlar la historia es controlar el presente, y quien controla el presente, determina el futuro. Por eso no debería sorprendernos que, en su nueva ofensiva política, el presidente estadounidense Donald Trump haya emprendido una cruzada contra los museos de Estados Unidos, particularmente aquellos que representan narrativas afroamericanas, de género y de disidencia sexual. Pero más allá de los titulares, lo que se está disputando es el alma misma de la nación: su memoria.
- 15 abril, 2025

Desde su llegada, en enero de 2025, Trump ha emitido diversas órdenes ejecutivas, con impactos globales, como el desmantelamiento de la Agencia de Cooperación de los Estados Unidos – USAID. Sin embargo, el 27 de marzo el gobierno de los Estados Unidos presentó una orden ejecutiva que promete “restaurar la verdad y la razón en la historia de Estados Unidos” (Swissinfo). En palabras suyas, hay un intento “concertado y generalizado” por distorsionar los hechos y promover una narrativa que presenta los “principios fundacionales” de EE.UU. en una “luz negativa” (Infobae).
La orden apunta directamente al Smithsonian, el complejo de museos más emblemático del país. Trump acusa a la institución de promover una “ideología divisiva y centrada en la raza”, y exige que se prohíba el gasto en exposiciones que “dividan a los estadounidenses por motivos raciales”. El blanco más evidente es el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana, inaugurado en 2016, pero también se han cancelado exposiciones con enfoque de diversidad en otras instituciones culturales (El Espectador).
Detrás de este discurso aparentemente neutral sobre la “unidad” y los “valores compartidos” se esconde una lógica peligrosa: la negación del racismo estructural y del rol de las comunidades afrodescendientes en la construcción de Estados Unidos. El mensaje es claro: si la historia de los afroamericanos incomoda, entonces debe ser silenciada. Si revela las violencias fundacionales del país, debe ser desmantelada. Si representa resistencia, entonces debe ser cancelada.
No se trata solo de una disputa estética o de enfoque académico. Esta narrativa busca sustituir la historia viva —compleja, conflictiva, valiente— por una versión higienizada que exalta a los padres fundadores y borra la esclavitud, el racismo, la resistencia negra y las luchas por la libertad. No es casual que la orden de Trump también insinúe la posibilidad de reinstalar monumentos confederados retirados tras el asesinato de George Floyd. El objetivo es reescribir la historia desde el privilegio blanco, con un lenguaje de “unidad” que niega el conflicto y perpetúa la supremacía.
Imagen No. 1. Párrafo de la Órden Ejecutiva emitida por Trump
Fuente: Restaurando la verdad y la cordura en la historia estadounidense, 27 de marzo de 2025.
Desde América Latina, este ataque nos interpela profundamente. No solo por la conexión histórica y cultural entre las diásporas, sino porque también aquí enfrentamos intentos de negar el racismo estructural, relativizar las luchas de nuestras comunidades o borrar las memorias incómodas de la esclavitud, el despojo y la resistencia.
Lo que ocurre en Estados Unidos es un síntoma más de una reacción global contra los avances de los movimientos antirracistas, feministas y decoloniales. Es la ofensiva del privilegio, disfrazada de neutralidad histórica. Pero como bien dijo el historiador afroamericano W.E.B. Du Bois, “lo que se le hace a los más marginados se les hace, tarde o temprano, a todos”.
Hoy más que nunca, la defensa de la historia afroamericana es una tarea colectiva. No podemos permitir que el silencio sustituya a la memoria ni que el poder reescriba el pasado para perpetuar la exclusión. Desde cualquier lugar del mundo —sea en Estados Unidos, en Colombia o en cualquier rincón donde la memoria esté bajo amenaza— debemos alzar la voz para exigir narrativas plurales, inclusivas y verdaderas. Porque preservar la memoria afro no es solo resistir el olvido: es insistir en la justicia, la dignidad y el derecho a existir plenamente en la historia.
Imagen tomada de: BBC News Mundo.